Tras un merecido descanso nos preparamos para la bajada.
Chubasquero puesto ponemos rumbo a Collado Villalba por la misma carretera de
subida, otros 21 km pero esta vez de bajada.
La bici se embala e intentas retener con la pedalada, el
suelo esta muy mojado y la lluvia aprieta. Está muy peligroso con lo cual hace
que estemos preparados para todo.
Los kilómetros van cayendo pero es imposible ir frenando
solamente con las piernas, necesitas hacer uso del freno delantero.
Personalmente la bajada se hace dura, la vibración que produce la cadencia de
pedaleo hace que se te corte hasta la respiración. De la misma forma los
hombros y brazos se te agarrotan ya que agarras con fuerza el manillar al ser
esta la única parte estable de la bici.
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